(Mercado de Comitán, Chiapas. Foto: Máximo Cancino)
Es indiscutible que, frente a la crisis de salud que vivimos todos alrededor en el mundo, no evitemos ver también la crisis económica: muchos empleos se han perdido y muchas empresas han cerrado sus puertas de manera indefinida. Se tiene un reto enorme en todos los sectores económicos ante la incertidumbre sanitaria.
Desde hace meses, varios comerciantes se han visto en la necesidad de implementar estrategias de venta (grupos de mensajería, redes sociales, plataformas digitales, entregas a domicilio) para poder subsistir ante los diferentes cierres de comercios, plazas y mercados. Por otro lado, los trabajadores en los sectores esenciales (salud, construcción, entre otros), igualmente han continuado con sus actividades bajo el riesgo de las concentraciones en los transportes públicos, paradas de autobuses, aunque en los sitios de trabajo se procure el distanciamiento social y las demás medidas de prevención. Sin mencionar aquellos trabajadores del área de salud que no sólo tienen que lidiar con exhaustivas horas de trabajo y el enorme riesgo de contagio, sino también con el estigma social que se ha generado a raíz del miedo y la histeria colectiva.
¿Qué quiero puntualizar? La economía subsiste gracias a las actividades del sector obrero, de salud, minero y campesino, con personas que no pueden quedarse en casa y que, en su mayoría, no pueden usar transporte individual (porque tampoco hay ciclovías, muchas rutas al trabajo son muy largas y, en Mérida, todo converge en el centro histórico), por lo que están expuestos constantemente a los contagios. Y, a pesar de lo que se diga y las recomendaciones que se hagan a nivel nacional, no podemos modificar varias cosas, pues tendríamos un colapso económico desfavorable para todos.
Una crisis sin precedentes en la que, los que vivimos en Mérida, oscilamos entre estar en "semáforo rojo" de riesgo máximo y "naranja". Sin mencionar las grandes pérdidas causadas por la tormenta tropical Cristóbal y el riesgo creciente de enfermedades transmitidas por vectores (mosquitos y chinches) derivadas de las acumulaciones de agua y perturbación de ecosistemas ante el desastre natural.
Desde el lado de quienes no somos grupo vulnerable y poseemos la capacidad de apoyar a sectores vulnerables, ¿cómo podemos colaborar parar ir recuperando gradualmente esta afectación en el sector de la economía?
- Consumiendo productos locales. Hay pequeñas empresas que producen o distribuyen a domicilio productos como alimentos y productos sanitarios. Los comercios grandes no sólo implican una aglomeración de personas (sin el distanciamiento social), sino también propician una mayor huella de carbono (con el transporte, logística, empaques).
- Creando huertos urbanos. Si, desde antes, un huerto urbano ha constituido una excelente opción para el autoconsumo, hoy es una alternativa necesaria que puede implementarse, incluso de manera comunitaria. Existen numerosas técnicas con las cuales comenzar a cultivar alimentos propios. Hay factores que hay que tomar en cuenta: el espacio designado para la siembra, los materiales necesarios (de preferencia reciclados), las especies y variedades a sembrar (de preferencia aquellas que sean locales o estén aclimatadas.
- Disminuyendo el consumismo. La nueva normalidad implica hacer cambios en la cantidad y en la calidad de nuestro consumo. Si bien, muchas actividades implicaban una desenfrenada movilidad y una serie de gastos en productos "desechables" de lenta degradación, hoy la situación podría incluso empeorar, pues tenemos más uso de envases plásticos, desechos sanitarios, embalajes (unicel, polietileno) y demás insumos dañinos al ambiente.
- Cuidando la alimentación. La disminución en las actividades en exteriores nos traerá muchos problemas a la salud al modificar las actividades físicas sin modificar nuestra alimentación. Es bien sabido que el exceso de azúcares con el sedentarismo, conlleva a problemas como la obesidad y la hipertensión. Sin embargo, hay otro problema asociado con ello: la huella de carbono. El consumo de carnes y de productos envasados (sobre todo aquellos que implican largas recorridos en transporte, es decir, los productos importados), implican una mayor huella de carbono además.
- Donaciones. Existe una forma de apoyar directamente a los grupos vulnerables, y ello es con donaciones de despensas e insumos. Con las afectaciones de los huracanes en Yucatán en 2020, muchas familias se vieron afectadas y requirieron no sólo de alimentos, sino de ropa e insumos para reparaciones en el hogar. Hay que tomar en cuenta que todo esto puede hacerse a través de asociaciones o de manera directa mediante apoyos económicos o en especie.
- Justa remuneración. El hecho de que nos encontremos en una situación difícil para todos no es una excusa para regatear el trabajo de personas que no tienen un salario fijo y trabajan por su cuenta. Al contrario, debemos hacer un pago justo de cualquier labor (fontanería, lavandería, albañilería) e incluso, hasta poder dar más apoyo económico en la medida que sea posible.
Sin duda, todos podemos contribuir desde nuestra casa con la recuperación económica en nuestra localidad y país, no con un granito de arena, sino con lo mejor de nuestro espíritu humano.
Nos vemos en el próximo blog.
Máximo Cancino Gómez
Acciones que generan conciencia.
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